El Árbol de Navidad de los Deseos (Cuento de Navidad)
El Árbol de Navidad de los Deseos
(Cuento de Navidad)
En un bosque lejano, cubierto de nieve, había un árbol muy especial: el Árbol de Navidad de los Deseos. Se decía que, cada Navidad, cualquiera que le susurrara un deseo al árbol recibiría un regalo único y mágico. Sin embargo, los regalos que el árbol ofrecía no eran siempre lo que uno esperaba. Los regalos eran, en realidad, algo mucho más valioso que cualquier objeto material.
Tomás, un niño de un pequeño pueblo cercano, había escuchado historias sobre ese árbol desde que era muy pequeño. Cada año, él hacía su lista de deseos, pero nunca se atrevió a ir hasta el árbol. “Tal vez no funcione,” pensaba. “¿Y si no me da nada?”
Pero este año, algo dentro de él le dijo que debía ir. Tomás había visto cómo su mamá se esforzaba trabajando todo el año para darle lo mejor que podía, y pensó que, tal vez, el Árbol de Navidad podría darle algo para ella. No sabía qué, pero sentía que el árbol tenía algo especial para su mamá.
La víspera de Navidad, Tomás se adentró en el bosque, siguiendo las huellas de los niños que habían pasado antes. Finalmente, llegó al Árbol de Navidad. Sus ramas estaban cubiertas de nieve y brillaban con luces suaves que parecían provenir del mismo corazón del árbol.
Tomás, con una sonrisa tímida, se acercó y susurró: “Deseo que mi mamá reciba algo que la haga muy feliz, algo que la haga sentir que su esfuerzo siempre es apreciado.”
Al principio, nada sucedió. Pero entonces, el viento sopló suavemente y una rama del árbol se inclinó hacia él. En la rama, apareció un pequeño sobre envuelto con un lazo dorado. Tomás lo tomó con cautela y, al abrirlo, encontró una carta.
La carta decía: “Lo que realmente hará feliz a tu mamá no son los regalos, sino saber que cada día le agradeces porque está a tu lado, te cuida y te da todo lo que necesitas. Y no olvides que tienes la oportunidad de crear momentos hermosos para tu mamá portándote bien, obedeciendo y ayudando en lo que puedas”
Tomás no entendió completamente el mensaje en ese momento, y un poco desilusionado por no obtener un regalo para su mamá regresó a casa, vio a su mamá esperando por él con una taza de chocolate caliente y una pieza de pan. Sonrió al verla y, sin pensarlo, le abrazó fuertemente. En ese instante, comprendió que el verdadero regalo para su mamá era el amor y el tiempo que compartían juntos.
Desde entonces, Tomás entendió que el Árbol de Navidad les enseñaba a las personas a valorar lo que realmente importa: el amor, la familia y los momentos compartidos.
Autor: Fernando Hernández Jiménez